El valor de la mentira

El espectáculo de anoche en el Congreso me hizo despertarme esta mañana con la mente dando vueltas por un laberinto de ideas y la memoria cantándome un tango trágico que me hacía llorar de pequeña: «Silencio en la noche. Ya todo está en calma. El músculo duerme. La ambición trabaja». La ambición de poder trabaja de día y de noche extendiendo poco a poco el chapapote del fascismo que intenta cubrir al mundo entero. Para seguir respirando, la libertad lucha por salvar la cabeza de la marea de alquitrán. No es una libertad metafórica; no es una estatua; no es una palabra que utilizan los mentirosos para dar a sus discursos un toque emotivo que agite las emociones de la plebe que escucha. La libertad amenazada por la marea negra del  fascismo es eso que Dios o la Naturaleza dio a cada hombre, macho y hembra, con la vida, para que cada cual pudiera decidir su lugar y su acción en el mundo de acuerdo con su propio criterio.  

El fascismo, de izquierdas y derechas, como tendencia política que se define por el dogma del «todo vale para alcanzar y conservar el poder», se ha quitado estos últimos días disfraz y maquillaje para mostrar toda su horripilante fealdad gracias a una ley que, llevando el nombre esperanzador de Ley de Garantía de Libertad Sexual, ha quedado reducida al ambiguo y chusco  título de «Sólo sí es sí». La libertad sexual de la mujer ha quedado al margen mientras el titulito se prestaba a chascarrillos y broncas. Y ayer, como si ayer hubiera sido un espectáculo de gran final del Carnaval, el Congreso se convierte en escenario para lucimiento de teloneros y estrellas de la comedia del politiqueo haciendo el juego al fascismo con el fundamento de toda su estrategia: la mentira.

Los Estados Unidos de América, antes ejemplo mundial de democracia y ocasión de prosperar, y desde siempre líder insuperable del «show business», lleva unos años ofreciendo al mundo un espectáculo del fascismo más obsceno y el manual más completo de mentiras y cómo utilizarlas para engañar al personal. Resulta que días antes de las elecciones de 2020, Donald Trump y sus estrategas decidieron que la noche electoral proclamarían  la victoria del partido republicano aunque perdiera. Así lo hicieron y endilgaron el fraude, como principal culpable, a Dominion, empresa de máquinas para contar votos. El vocero más importante del falso fraude fue, hasta hace pocos días, el canal de televisión de «extrema derecha» Fox News. Después de meses repitiendo la mentira del fraude electoral y culpando, entre otros, a las máquinas de Dominion, Fox News se encontró con una querella de la empresa por difamación que puede costarle mil millones de dólares. El tribunal que se encarga del caso ha concedido al público documentos que demuestran que los comentaristas políticos estrella de Fox News sabían que lo del fraude electoral era mentira y que, después de discutirlo entre ellos, decidieron seguir divulgando esa mentira en antena para no perder audiencia. El fraude electoral ha quedado desmentido por más de sesenta juzgados. Los documentos revelados sobre la participación de los comentaristas de Fox News han demostrado, ya sin género de dudas, que en la defensa de sus intereses económicos, ciertos medios desprecian absolutamente a las personas que les siguen, echándoles mentiras, como se echa pienso a un animal, convencidos de que la mayoría no tiene ni conocimientos ni curiosidad ni criterio para distinguir la mentira de la verdad; para poder darse cuenta de qué es lo que se están  tragando. 

Ayer, en el Congreso, muchos teloneros y estrellas del politiqueo se dedicaron a echar al público basura con la certeza de que la mayoría se traga lo que les echen.  

Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno de España, y Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno, fueron ayer enfoque favorito de las cámaras. Las mentiras que los politiqueros iban soltando en la tribuna fueron transformando sus caras en la viva expresión de la incredulidad. Era evidente que les costaba creer que diputados elegidos para representar a los ciudadanos fueran capaces de mentir sin reparo; sin reparar en los ciudadanos que les estuvieran viendo y oyendo; sin reparar siquiera en el juicio de sus propias conciencias. Al presidente le acusaron de traicionar a las mujeres por una proposición de ley que pretende asegurar la responsabilidad penal de quienes atentan contra la libertad sexual de las mujeres. No debería haberle extrañado. La secretaria general de Podemos ya le había acusado ante la prensa de tomar por idiotas a los españoles. Por una proposición de ley que pretende asegurar la responsabilidad penal de quienes atentan contra la libertad sexual de las mujeres, varios politiqueros acusaron al presidente y su partido de derogar la Ley de Libertad Sexual volviendo a la ley del PP por la que se juzgó a la «Manada».  Los de Vox volvieron a sacar a los inmigrantes, chivos expiatorios de todos sus delirios. Concepción Gamarra, secretaria general del Partido Popular, volvió a ofrecer su repertorio habitual de insultos y mentiras contra el presidente y su partido. O sea que ayer, la mayoría de los diputados que ocuparon la tribuna montaron un espectáculo de disparates con la intención evidente de dar carnaza a los medios anti Sánchez y de entretener a una audiencia que, como los comentaristas de Fox News, consideran compuesta por ciudadanos estúpidos. 

Que los politiqueros se hayan encargado siempre de desprestigiar al legislativo podría haber curado de espanto a la mayoría de los ciudadanos, pero lo de ayer desbordó todas las expectativas, sobre todo porque a nadie en su sano juicio se le ocurre que un partido que forma parte del gobierno ataque con insultos y mentiras al partido mayoritario de ese gobierno y a su presidente. El asunto sorprende y preocupa y no va a dejar de sorprendernos y preocuparnos porque no somos estúpidos. Esa politiquería no es sólo un espectáculo más o menos divertido de comediantes de tercera que, concluida la diversión, pueda ignorarse. Esa politiquería es una estrategia soterrada para destruir la democracia. Cualquiera que aprecie y quiera defender su libertad no debe, de ninguna manera, ignorar los esfuerzos de los fascistas de todo signo por volvernos a encerrar en una dictadura. 

En nuestro país, el órgano de gobierno de los jueces está bloqueado por el partido fascista que se hace pasar por conservador. El poder legislativo sufre el desprestigio que causan los que utilizan voz y voto para insultar y mentir, siendo insultos y mentiras el fundamento de la estrategia del fascismo. El escándalo que han provocado los insultos y mentiras de Podemos contra el presidente del Gobierno y su partido han tocado al ejecutivo gravemente abriendo la oportunidad de ganar las próximas elecciones generales al fascismo. Todo esto significa, lisa y llanamente, que la democracia en nuestro país está en peligro; que está en peligro nuestra libertad individual. ¿Cómo salvar a la democracia? ¿Cómo salvarnos a nosotros mismos?

Es absolutamente necesario reconocer que los que aparentemente sólo son politiqueros de poca monta, son, en realidad, fascistas peligrosos. Es absolutamente necesario saber que el fascismo ya no es una ideología de principios del siglo pasado; que hoy es un término que nos permite reconocer y clasificar a quienes están en la política con la única ambición de conseguir el poder y conservarlo. Es absolutamente necesario reconocer el valor que para los fascistas tiene la mentira. La mentira no sólo consigue engañar a los desinformados y a los que prefieren que les mientan. La mentira también consigue que ciudadanos inteligentes, hartos de lo que los fascistas pretenden hacer pasar por política, decidan no votar. La abstención es lo único que hoy puede garantizar el triunfo de los fascistas.       

Publicado por MARIA MIR-ROCAFORT - WEB

Bloguera. Columnista

2 comentarios sobre “El valor de la mentira

  1. Tremendo, María Mir-Rocafort, tremendo y descorazonador espectáculo el de ayer en la sede de la soberanía popular.
    Instalarse permanentemente en la mentira hace que todo se vuelva oscuro como ese chapapote maloliente que mencionas. Es difícil por momentos el soportar tanta vesanía, tanta bajeza moral que reparten a partes iguales politiquillos y medios de desinformación.
    Si esto continúa así, si los que, se supone son leales socios de un gobierno compartido, siguen enrocados en el sostenella y no enmendalla, malos tiempos para la democracia.
    Si ya resulta complicado el defenderse de los fascistas de las derechas y sus medios, tener al enemigo en casa puede echarlo todo a perder.
    Nunca, jamás en los pocos años que llevamos de democracia, habíamos asistido a un plan tan bien urdido para desnaturalizar la verdad y dar rienda suelta a la mentira.
    Falta un año para las elecciones generales, en junio nuestro país presidirá la UE, pero me temo que nada de lo hecho por los socialistas, que ha sido mucho, resista al acoso y derribo de todos cuantos aspiran a gobernar España como si fuese su cortijo.
    Me temo que las elecciones del próximo mes de mayo serán el termómetro que indique hasta que punto la falacia ha calado en una sociedad tan permeable a creerse cualquier cosa.
    Todavía queda tiempo, veremos si es suficiente para restañar heridas y que el gobierno de la gente pueda salir bien parado de toda la porquería con que, unos y otros, tratan de sepultarlo.

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  2. [el parlamento ha caído:
    allí se eluden, se desprecian e insultan con ira, se abaten con torpe democracia, sin luces civiles ni piedad]
    … ¡ por tanto, qué, qué vale una rosa caída y luego otra,
    y otra,
    y otra,
    qué, qué vale …!
    ………………….
    ………
    ***

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