
Tardé mucho en enterarme que, para atraer lectores, tenía que empezar mis artículos con frases cortas y claras como eslóganes que incluyeran, preferiblemente, el nombre de los políticos que salen en portadas. Soy muy lenta. Pero como también soy persistente, me acabé enterando y conseguí que las estadísticas pagaran mi esfuerzo diciéndome que me leían miles. Hoy me pueden las circunstancias, y lo que más me importa no es el número de lectores. Dentro de pocos días se eligen en los Estados Unidos una cantidad de cargos locales y estatales, todos los representantes y un tercio de los senadores del Congreso. ¿Influirán esas elecciones en las autonómicas y municipales de España? Es muy probable que influyan en el mundo entero. Por lo pronto, me influyen a mi y a muchos como yo atizándome el miedo como se atiza el fuego de un tronco viejo para que siga echando llamas. Tenemos miedo; los que pensamos que la política afecta profundamente la vida de todos los ciudadanos porque determina el modo y las posibilidades de vivir o de malvivir, tenemos miedo. El colosal esqueleto del fascismo ha salido de su tumba con los brazos abiertos para sofocar a todos cuantos no entienden la vida sin libertad. Quienes no estamos mirando hacia otros lados le vemos acercarse y sentimos miedo. Pero el miedo da dos opciones: enfrentarse al peligro o escapar. En el mundo entero gritan las mentes de quienes han decidido enfrentarse. Esos gritos se transforman en palabras que piden ayuda a todos los demás para devolver el monstruo a su tumba.
Un peligro gravísimo amenaza a la democracia, a la libertad de todos los americanos dentro de tres días. En el gobierno de la nación, un presidente progresista trabaja sin descanso para levantar la economía y evitar que la inflación afecte a pobres y medio pobres. En la oposición, un partido totalmente infectado por la ideología fascista trabaja sin descanso para recuperar el poder. Por si alguien duda de las intenciones del Partido Republicano de poner en práctica su ideología, el candidato republicano a gobernador de un estado, en una ataque de sinceridad, dijo en un mitin a sus seguidores: «Si mi partido es elegido, nunca más volveremos a perder unas elecciones».
El fascismo conquistó Italia en los años 20 del pasado siglo y se extendió por toda Europa, parte de América, África y Asia. Sus políticos nunca perdieron elecciones porque las elecciones desaparecieron con la democracia en los países conquistados. En los países que no llegaron a caer del todo, como en los Estados Unidos, los políticos fascistas intrigaron cuanto pudieron para conseguir que cayeran hasta que la guerra mundial les silenció. Con el paso del tiempo, el fascismo se convirtió en un recuerdo cada vez más lejano de pobreza, analfabetismo, muerte. Cuando el tiempo se hizo años, ese recuerdo se borró. El mes pasado, los italianos dieron el poder a un partido abiertamente fascista. Al día de hoy, las encuestas predicen la victoria de los fascistas americanos en las dos cámaras del Congreso y la victoria de la mayoría de los candidatos fascistas a cargos federales y locales.
A las elecciones autonómicas y municipales de España del próximo mayo se presentan un partido abiertamente fascista, otro de ideología fascista disfrazada de moderación y otro que busca un hueco en los dos partidos fascistas importantes para sobrevivir. España sufrió el fascismo durante muchos años más que el resto de países afectados por su ideología, pero el recuerdo de muerte, pobreza, analfabetismo tardó muy poco en borrarse de las memorias de los medio pobres ascendidos a clase media gracias a la popularización de los créditos; tardó muy poco en olvidarlos gracias al silencio de abuelos y padres entrenados a callar por temor a represalias. En mayo del año que viene, los fascistas volverán a utilizar la democracia para llegar al poder y, si lo consiguen, utilizarán el poder para socavar a la democracia. Y no se trata de una acusación arbitraria. El bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial con su repercusión en el bloqueo a la designación de jueces del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional ilumina con la luz del día las intenciones fascistas del principal partido de la oposición. Minando uno de los pilares de nuestra democracia, los fascistas intentan derrumbar totalmente nuestro régimen de justicia, de convivencia, de libertades. Pues bien, algunas encuestas predicen que ese partido ganará las elecciones autonómicas y municipales en nuestro país.
En los Estados Unidos gritan las mentes de los periodistas, analistas, comentaristas honestos instándoles a denunciar lo que está ocurriendo. Trump ha puesto de rodillas al Gran y Antiguo Partido Republicano para que ese partido ponga de rodillas a toda la nación. Periodistas, analistas y comentaristas inteligentes y honestos se lanzan a señalar por todos los medios la amenaza que se cierne sobre la democracia, sobre la libertad de todos los ciudadanos. Los presentadores de programas políticos libres informan sin reparo ni miedo alguno sobre lo que Donald Trump y los políticos a su servicio hacen y dicen contradiciendo los valores y la Constitución de su república. Mientras tanto, los diarios más leídos y los medios más vistos y oídos de España, por miedo a perder privilegios, o sea, dinero, ensalzan a la oposición fascista destacando las declaraciones de sus líderes y minimizando los trabajos y logros del gobierno.
Entre varios presentadores y analistas políticos americanos, llaman especialmente mi atención dos ejemplos, sólo casualmente femeninos. Una es negra. Bajo su pelo modelado por alta peluquería; su ropa a la última, pero elegante; sus joyas, apenas un toque discreto de brillo, su inteligencia y sus conocimientos no cesan de emitir rayos luminosos en el campo magnético de su cerebro. Bajo su cerebro, en su alma, una sima tan profunda que se intuye, pero a la que nadie, ni la ciencia ha podido llegar, duele el dolor de la esclavitud de sus antepasados, muy lejana, pero siempre presente en el combate contra el desprecio, en la reivindicación de la igualdad. El destino la echó al mundo mujer y negra reduciendo, desde su nacimiento, sus posibilidades de triunfar socialmente y profesionalmente. Joy Reid ha triunfado gracias al esfuerzo ímprobo que cada día le cuesta desmentir al destino. No hay, en España, ni presentador ni analista ni comentarista que se atreva, con sus datos y argumentos, a desnudar a los fascistas exponiendo sus mentiras y las funestas consecuencias de sus gobiernos allí donde han conseguido gobernar.
El segundo ejemplo es una presentadora blanca. No tuvo que luchar contra un destino hostil. De familia acomodada, entró sin dificultad en las mejores universidades obteniendo varios títulos. Su carrera ha recibido varias veces los premios más importantes. Cometió lo que para mí es un desliz. Ventiló su vida sentimental con la artista Susan Mikula ganándose el, para mi, estúpido calificativo de lesbiana que hoy la acompaña en toda biografía. Dejando de lado su orientación sexual, que sólo importa a los que padecen de algún trastorno que les lleva a preocuparse por las camas del prójimo, Rachel Maddow expone las lacras de los fascistas con una ironía y un sentido del humor que deberían avergonzar a cualquier republicano inteligente. Se ríe de Donald Trump con datos incontrovertibles que demuestran su desajuste mental, poniendo en evidencia el desajuste de sus seguidores. Lo más notorio de Maddow es su último trabajo; un podcast sobre el florecimiento del fascismo en Estados Unidos a finales de los 30 y principios de los 40 del pasado siglo, con documentos escritos y grabaciones de la época. Los primeros episodios, y vamos por el quinto, causan, a cualquiera que piense, auténtico pavor. Sólo el ataque de los japoneses en Pearl Harbor impidió que los Estados Unidos se convirtiera en una república fascista en todo similar a la Alemania nazi.
Venciendo la parálisis, el silencio que causa el miedo, uno se pregunta si esas encuestas favorables a los fascistas no alterarían el orden si en España se emitieran semanalmente episodios sobre la guerra civil y la posguerra utilizando escritos, grabaciones y filmaciones de la época con la contundencia sin ambages con que Maddow desnuda semanalmente al país que se considera la mayor democracia del mundo.
El esqueleto del fascismo ha salido de su tumba, pero es un fantasma que sólo puede ver una minoría. ¿Cómo revelar su presencia a esa mayoría que puede darle el triunfo en las elecciones? Depende de presentadores, analistas y comentaristas que verdaderamente respeten su profesión; lo que significa que se libren del miedo, de la camisa de fuerzas de la equidistancia que el miedo les impone y se exijan, por encima de todo, respeto a la verdad.
Querida amiga, negro nos lo pintas.
Esperar de los medios de comunicación de este país un ejercicio semejate al que hace en EE.UU. Maddow, se me ocurre que es impensable, máxime teniendo en cuenta el tipo de periodistas que parasitan diarios como La Razón, ABC, El Mundo, los mensajeros del apocalipsis de la radio, como Jiménez Losnatos, Herrera, los presentadores de programas como Al Rojo Vivo con Ferreras y su alter ego Ana Pastor, Ana Rosa Quintana, Susana Griso…
La lista sería monótona e interminable.
Si hablamos de políticos la cosa no mejora en absoluto: Feijóo, un iletrado que se dedica a hablar mal de su país tanto en Bruselas como en Uruguay, Olona, que se monta una fundación en un paraiso fiscal, Panamá, Abascal, que ha creado un partido para forrarse personalmente, yo lo llamo VOX, S.A., Ayuso y Almeida, dos nefastos personajillos dignos de figurar como protagonistas de Los Esperpentos de Valle Inclán.
Con menos relevancia pero igual o peor mala fe e insolvencia, Hernando en el Senado, Cuca Gamarra en el Congreso, Rosa Díez a la que nadie hace casito y la hace babear su bilis en Twitter, Girauta el perro flauta, otro odre lleno de rencor…
Como se puede ver estamos rodeados de lo peor en la escala de la evolución humana; no sería relevante si verdaderamente fuesen casos aislados, pero no, son con los que nos desayunamos un día sí y al otro también oyendo sus soflamas, insultos al gobierno, bulos descaradamente inverosímiles, mendaces comentarios de los todólogos que acuden a esos programas supuestamente de opinión.
La exhumación de Franco de Cuelgamuros, la reciente del carnicero de Málaga, Queipo de Llano, la Ley de Memoria Democrática, son consideradas por toda la patulea que he mencionado como revanchismos, reabrir heridas y, como no, cosas de comunistas.
Así las cosas, pensar en un ejercicio de la verdad al estilo de Maddow, obtendría el mismo trato por parte de los mentados fascistas del todo por Espaaaña.
Las elecciones autonómicas y municipales, según el CIS, serían mayoritariamente para la izquierda, y yo lo creo.
Muchos ciudadanos que han votado derechas extremas y extremas derechas comienzan a vislumbrar lo que serían sus vidas sometidos al yugo de esa «libertad» que cacarean sin el mínimo pudor.
Comunismo o libertad hoy sería: Socialdemocracia o fascismo. Así lo están entendiendo las gentes que han sufrido en sus autonomías la «libertad» de Ayuso, Moreno Bonilla, López Miras o Alfonso Rueda.
Pongamos una nota de optimismo ante el gris plomo que nos has pintado magistralmente, como siempre, María Mir-Rocafort.
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