
«El Ur-Fascismo, (fascismo eterno), puede volver con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca». Esto dijo Umberto Eco en la Universidad de Columbia en 1995. Su discurso se publicó en España en dos libros en 2010 y 2018. En octubre de 2022 gana las elecciones en Italia el partido fascista de Georgia Meloni. La mayoría, aquí y allá, no reflexiona, no lee sobre política. A la mayoría, aquí y allá, no le preocupa entregar sus vidas a gobiernos hostiles a la mayoría.
Una semana ya leyendo en prensa y oyendo en las tertulias el mismo rollazo sobre un tipo que se embolsó comisiones por la compra de mascarillas durante la pandemia de Covid. Que si fulano habló con sutano y se vio con mengano para conseguir mordidas. Un día sí y otro también, al notición solo se agregan nombres que la mayoría no conoce y que para la mayoría tienen la importancia de un listín telefónico. A tan sesudo análisis, cada comentarista agrega explicativos para dejar bien clara su equidistancia porque su misión e intención es distinguirse como paladín de la ética.
Que sí, coño. Que la mente saludable lo ha entendido todo a la primera y no hace falta aburrir al personal durante una semana con el dale que te pego. ¿No temen nuestros ínclitos comentaristas que el lector u oyente, harto de la rueda de hámster en que un día y otro también le obligan a dar vueltas a un tema que no interesa a nadie, cambie de periódico o de tertulia? No. El hartazgo del sufrido lector u oyente no tiene cura vaya donde vaya en busca de información y comentarios ilustrativos porque en todos los diarios y emisoras, analógicas o virtuales, están escribiendo o hablando de lo mismo con las mismas palabras envueltas en los mismos giros. El único alivio a su aburrimiento es el sonido del agua de la ducha que apaga las voces de la radio, o el de sus propios pensamientos que le distraen de todo lo demás por la noche si tiene la radio encendida.
Si uno se toma la molestia de reflexionar sobre la determinación con que periodistas y comentaristas de todos los medios se empeñan en perder el tiempo, en el fondo de la mente puede aparecer, de pronto, la chispa de una sospecha. La repetición de tanto comentario sobre lo mismo podría delatar la falta de otros temas más importantes o la carencia de ideas de comentaristas que las tendencias actuales han abocado a la mediocridad. Pero lo primero es falso de toda falsedad.
Podría llenarse un mamotreto de páginas y horas de comentarios anunciando y denunciando los ataques despiadados contra la naturaleza en varias comunidades autónomas; las dietas de comida podrida en residencias de ancianos entregadas por algunas comunidades autónomas a empresas carentes de moral, de eficiencia y de misericordia; el trato insoportable a los profesionales de la sanidad pública y otros ejemplos que atentan contra el bienestar de la ciudadanía. Temas de administraciones nefastas sobran en todos los países gobernados por seres de apariencia humana que en sus actos revelan una indudable falta de humanidad. Esos temas se mencionan en las noticias y en las cortas entradas que se escriben en las redes sociales. Pero nada de cuanto afecta directa y gravemente a las personas merece las horas de comentarios que se dedican a un escandalete cualquiera. ¿Será, entonces, falta de ideas? Eso ya parece cuestionable.
En todos los comentarios sobre el escandalete de las comisiones cobradas por el subalterno de un ministro se menciona o se sugiere la depresión del partido socialista y los efectos sobre un gobierno afectado y un presidente tocado por las llagas purulentas de la corrupción. El hecho de que decenas de casos de corrupción de un partido fascista no hayan merecido ni de lejos tanta cobertura en los medios enciende la sospecha de que, detrás de tanto ataque al partido gobernante, se encuentra de titiritera la estrategia del fascismo.
Esto ya no es un simple episodio de mediocridad periodística o de comentaristas anclados en la repetición porque se han quedado sin ideas y sin temas. La estrategia fascista avisa del peligro que acecha a media humanidad de perder la libertad y los derechos de los ciudadanos que garantizan las democracias, para volver a la era oscura del irracionalismo; del rechazo al desacuerdo; de rechazo al diferente por ideología, raza, etnia; del elitismo que desprecia a la masa; de la imposición de valores tradicionales que marginan a los homosexuales y a las mujeres.
Ante el escandalete que ha congestionado a todos los medios durante más de una semana, el PSOE ha respondido echando del partido a uno de sus personajes más valiosos para exhibir responsabilidad política. El único resultado que el partido socialista logra con su exhibición es regalar al partido fascista un trofeo con el que presumirán hasta que el tema se agote porque surja otro más escandaloso. Conviene que líderes, militantes, simpatizantes y votantes dudosos de todos los partidos democráticos se aprendan de memoria y se repitan la amonestación de Umberto Eco sobre el fascismo eterno que hoy vuelve a enseñar sus garras para sofocarnos a todos:
«El Ur-Fascismo puede volver con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca».
Úrsula von Derleyen nos hablaba esta misma semana de que una guerra no es imposible, e instaba a los estados mienbros de la UE a construir más armas ¿Increible?, si pudiesemos se lo preguntaríamos a los polacos de septiembre de 1939, ellos tampoco creían posible una guerra.
«Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca», pues eso.
Úrsula von Derleyen nos hablaba esta misma semana de que una guerra no es imposible, e instaba a los estados mienbros de la UE a construir más armas ¿Increible?, si pudiesemos se lo preguntaríamos a los polacos de septiembre de 1939, ellos tampoco creían posible una guerra.
«Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca», pues eso.
Me gustaMe gusta
Este comentario ha salido cortado, lo siento, pero el resto se ha perdido.
Me gustaMe gusta