Allegro ma non tropo

El resultado global de las elecciones del domingo volvió a traerme a la memoria un ensayo que hace años transformó mi percepción del hombre dentro de la realidad social. Todos los análisis de los resultados de las elecciones del domingo, más o menos superficiales o enjundiosos o embrollados, que han servido para llenar páginas de periódicos y horas de radio y televisión, sobran. La explicación al fenómeno de que la mayoría de los votantes españoles decidiera votar contra el bienestar de la mayoría de los españoles la expuso con claridad meridiana Carlo Maria Cipolla, filósofo y economista, en su ensayo «Las leyes fundamentales de la estupidez humana». 

Para evitar confusión, empecemos por definir el término estúpido según lo define Cipolla. Estúpido es aquel que causa un daño a una persona o grupo de personas  sin obtener ningún beneficio para sí mismo o, incluso, obteniendo un perjuicio. Según esta definición, los resultados del domingo  indican que la mayoría de las personas que votaron y todos los que, teniendo derecho al voto, se abstuvieron son estúpidos. 

Lo que para muchos, incluyendo a los académicos de la Real, estúpido es un término peyorativo que niega la inteligencia del así calificado, es, para Cipolla,una característica destructiva que afecta a un gran número de individuos y que no tiene nada que ver con su educación ni con su ambiente social ni con su sexo. Hay, en todos los ámbitos, una ingente cantidad de estúpidos. La cantidad de estúpidos que circulan por el mundo, dice Cipolla, impide el crecimiento del bienestar y de la felicidad humana, lo que a su vez explica que la humanidad se encuentre, desde siempre, en un estado deplorable. Según este razonamiento, el resultado de las elecciones del domingo reflejan el estado deplorable en el que se encuentran los españoles. 

¿Quién vota a un partido que ha demostrado hasta la saciedad, allí donde ha gobernado, un desprecio absoluto por las necesidades de los ciudadanos carentes de poder e influencia? ¿Quién vota a  un partido que no propone un programa que revele su interés por los problemas de esos ciudadanos; es decir, por los problemas del votante? ¿Quién vota por un partido que se compromete a beneficiar a grandes empresas y fortunas a costa de obreros y profesionales que no llegan ni a pobres ni a ricos, es decir, a la mayoría de los españoles? Evidentísimamente, o el dueño de grandes empresas o fortunas o un estúpido.

No vale la pena repetir todas las barbaridades que la y el gobernante de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, han perpetrado contra sus ciudadanos anónimos. Miles las han sufrido. No vale la pena recordar el expolio de dinero público que pergeñaron los fascistas en la Comunidad Valenciana, por poner otro ejemplo. Miles de contribuyentes fueron expoliados.  No vale la pena repetir los insultos y mentiras contra el presidente del gobierno con los que los fascistas sustituyeron en sus discursos a programas y propuestas. Se han repetido durante toda la campaña electoral y antes. ¿Una persona inteligente puede plantearse elegir a quienes ocultan sus proyectos de gobierno revelando un absoluto desprecio por la inteligencia de los ciudadanos? Evidentísimamente, no es a los votos de los inteligentes a los que apelan. Apelan a los otros grupos en los que Cipolla divide a los seres humanos: incautos, malvados y estúpidos.       

Analicemos el voto fascista de los jóvenes. En estos momentos de aparente giro radical hacia atrás, sorprende a los analistas la adhesión de los jóvenes a eso que podría llamarse revolución retrógrada. A los jóvenes se les supone rebeldía antisistema. Pues bien, siendo el sistema actual en nuestro país más progresista que nunca, no debería sorprender que los jóvenes se rebelen abrazando la gloria decrépita de la ideología fascista. ¿Que dicen los progres que el planeta  está en riesgo de desaparecer debido a los siglos que llevan los hombres destruyendo la creación de la naturaleza?  «¡Cuán largo me lo fiáis!» dice el joven sin saber que está citando un clásico; sus ojos no ven más allá de la realidad inmediata. ¿Que dicen los progres que las mujeres son iguales que los hombres y deben tener, por lo tanto, los mismos derechos? Responden los jóvenes simpatizantes del fascismo que a las mujeres les gustan los hombres machos que ejerzan de jefes aunque sea en su casa si no pueden hacerlo en otra  parte. ¿Son estúpidos los jóvenes que se adhieren al catecismo fascista y votan por los defensores de esa doctrina? Algunos se encuentran en el grupo de los ingenuos; los que dice Cipolla que se hacen daño a sí mismos por beneficiar a otros. También según Cipolla, los ingenuos presentan, a menudo, cierto grado de estupidez. La rebeldía que lleva a los jóvenes a rechazar el sistema, incuestionablemente progresista, lanza a la mayoría a los brazos de los políticos fascistas en los que les espera el crujir de huesos. Y esto, ¿cómo se explica? Dicen los expertos que la afición al porno despierta tendencias sadomasoquistas. 

Sólo la estupidez puede explicar el voto fascista de los trabajadores y de los profesionales medio pobres que consideran un triunfo encontrarse en lo que se llama clase media. Pasando todos más o menos apuros para sobrevivir en su clase, votan a quienes suponen miembros de una aristocracia política a quienes ni los jueces se atreven a incordiar. Pero esos aristócratas políticos reducen impuestos a los ricos, por lo que tienen que reducir servicios públicos. Sí, lo que demuestra que valoran el compañerismo entre miembros de clase. Muchos roban, sí, pero, ¿quién no robaría para mantener el estilo de vida, las apariencias que su estatus exige? El buenismo progresista no inspira confianza al estúpido. Incapaz de concebir una sociedad de ciudadanos inteligentes que generen ganancia para sí mismos al tiempo que generan ganancia para los demás, el estúpido prefiere entregar el gobierno de sus asuntos a los malvados, esos que generan un perjuicio a los demás para obtener ganancia propia. Esos son, para el estúpido, los más listos, por lo que es de los más listos entregarles el poder.         

Pocas horas después de la supuesta debacle progresista del domingo, el presidente del gobierno anunció adelanto de elecciones generales para el 23 de julio. Los inteligentes se alegraron, aunque no mucho. La previsión del resultado depende del grado de esperanza de cada cual. Afirma Cipolla que los estúpidos son el tipo de personas más peligroso que existe y que cuando su número alcanza la mayoría, pueden causar la ruina de un país. Esa verdad comprobable tendrá a los inteligentes en vilo hasta la fecha fatal. El 23 de julio se sabrá si hay en España estúpidos suficientes como para llevar el país a la ruina.

Publicado por MARIA MIR-ROCAFORT - WEB

Bloguera. Columnista

9 comentarios sobre “Allegro ma non tropo

  1. Querida amiga, espero que esa última predicción tuya no se cumpla. Me cuesta trabajo imaginar que en España los estúpidos sean mayoría, o quizás es que quiero creer que no es posible.
    Sea como fuere estamos más necesitados que nunca de mentes pensantes y divulgadores como es tu caso.
    No podemos dejar en manos de las derechas el relato, porque siempre será un relato cuajado de mentiras, medias verdades y falsedad extrema. Los socialistas tenemos un gran reto para el 23 Jl, el demostrar que somos más, que somos consecuentes y agradecidos, porque mucho es lo que hay que agradecer a este gobierno de coalición.
    Es absurdo pensar que cuanto mejor va el paro, el IPC, el déficit, consintamos que quienes lo devaluaron todo con el único fin de enriq

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    1. Cuánta razón, seguir adelante mejorando la calidad de vida por poco que sea, anada qué es la propuesta de la derecha, facilitar la vida Alós ricos( gentes de bien) y el resto que se las apañen como puedan, es increíble qué la clase trabajadora tenga está creencia, somos España y es diferente….

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  2. Querida amiga, espero que esa última predicción tuya no se cumpla. Me cuesta trabajo imaginar que en España los estúpidos sean mayoría, o quizás es que quiero creer que no es posible.
    Sea como fuere estamos más necesitados que nunca de mentes pensantes y divulgadores como es tu caso.
    No podemos dejar en manos de las derechas el relato, porque siempre será un relato cuajado de mentiras, medias verdades y falsedad extrema. Los socialistas tenemos un gran reto para el 23 Jl, el demostrar que somos más, que somos consecuentes y agradecidos, porque mucho es lo que hay que agradecer a este gobierno de coalición.
    Es absurdo pensar que cuanto mejor va el paro, el IPC, el déficit, consintamos que quienes lo devaluaron todo con el único fin de enriquecerse ellos mismos y sus allegados, puedan repetir la azaña riéndose de todos nosotros a mandíbula batiente ¿En serio puede haber tantos estúpidos que prefieran una pensión con subidas del 0,25 anual a una revalorización conforme al IPC. Tanta gente tiene dinero para pagar un seguro médico qué solo le cubre los catarros, el yodo y las tiritas?…¿Nos hemos vuelto completamente insensibles al sinhogarismo, despreciamos a los negros, latinos y todo lo que no nos parezca pura raza aria. Somos millones de aporofóbicos, homófobos, xenófobos y participes de todas las fobias habidas y por haber?
    Sinceramente, creo que no, creo que una cosa es votar a un alcalde, a un presidente de CA, y otra bien distinta votar a quien queremos que nos siga gobernando sin dejar a nadie atrás, es decir, a Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ese estadista del que tenemos la suerte de ser sus compatriotas y de que nos represente con tanta altura y dignidad ellende nuestras fronteras.
    Votaré socialista, como lo he hecho toda mi vida, y hago votos para que todos los sensatos y límpios de mente y corazón me emulen.
    La nada o Sánchez, that is the question.

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  3. Bueno, se preguntan por qué los jóvenes votan a partidos fascistas. La respuesta no hace falta buscarla en los filósofos ni en los analistas políticos. Tenemos unos jóvenes hijos únicos que han crecido sintiéndose los mejores, los más capaces y los más inteligentes, han jugado con todos los juguetes del mercado, con su móvil, con sus consolas, y van a universidades privadas en las que continúan haciéndoles sentir inteligentes (previo generoso pago).
    Cómo se nos puede pasar por la cabeza que unos niños así quieran compartir algo con los demás? Cómo pueden estar a favor de las ayudas y de aumentar las libertades individuales? Ellos, que no forman parte de la chusma, que les queda lejos que sus bisabuelos pasarán hambre, como no van a pensar que lo que consigan todos va en perjuicio de su distinción y singularidad? Porque ellos son distintos, se merecen más que los demás y han encontrado a quien se lo ofrece.
    Pero también me preguntó, que mi.erda de generación son los padres de estos hijos?

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    1. De acuerdo contigo, pero hablas de una minoría.Gracias por tu comentario. Merece argumentarlo.Por desgracia lo he visto muy tarde.Mañana seguimos

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      1. Hola María:
        Por desgracia es una minoría creciente y es entendible en términos de evolución de nuestra sociedad del bienestar. Ya no hay clases oprimidas por un sistema totalitario, por un sistema dictatorial que imponga como nos debemos conducir o no, lo que debemos pensar o no etc, al menos en apariencia. En su lugar tenemos una sociedad que ya ha conquistado esas libertades y aparentemente poco queda que conquistar que sea digno de una reivindicación masiva.
        Nuestra sociedad dio en pocos años un giro radical en todos los sentidos, ahora nos morimos por exceso de comida, por ejemplo. Los niños, como hay pocos, se los trata como a joyas vivientes y los hemos criado en una sociedad excesivamente permisiva con todo, educándolos en la voracidad del sistema capitalista en el que para bien o mal vivimos. Han sido niños únicos, con todo a su disposición, con unos padres que les han solucionado todos sus problemas hasta tal grado que ya no quieren irse de casa. Ya no quieren trabajos de pobres, animados por sus padres que no soportan que puedan trabajar de camareros (esa profesión tan peligrosa), ahora el sector servicios lo ocupan los latinos ¿no?. Se oye continuamente el mantra de que hay que salir fuera porque aquí no se puede trabajar. Claro, ¿Dónde metemos a los miles de abogados, biólogos, historiadores y un largo etcétera para los que es imposible que haya tantos puestos de trabajo?. La paradoja es que como no tienen trabajo de lo que estudiaron ya no trabajan de nada (por supuesto es una generalización pero por ahí van los tiros). ¿Pobre yo?, nunca, la culpa es del Gobierno.
        Y en ese caldo de cultivo de seres individualistas que solamente luchan por lo suyo ¿Cómo van a querer compartir con otros las ventajas sociales? sobre todo cuando les soplan al oído los partidos populistas de la ultraderecha que la culpa de todo la tienen los extranjeros, que se quedan con los mejores trabajos, con las mejores ayudas sociales, que están esquilmando las arcas estatales. Y qué decir de los transexuales, de las feministas, que son una amenaza que hace temblar los cimientos de la sociedad, que desfiguran la verdadera imagen de lo que es un hombre y una mujer. Su sufrimiento tiene culpables con cara, raza y sexo.
        Mi opinión al respecto es clara, el auge de la ultraderecha es paralelo al miedo a la pérdida del estado de bienestar, cuanto más ricos y mejor vivimos, más egoístas e indolentes nos volvemos. Ahora los esclavistas somos nosotros, hemos desplazado el punto de gravedad a otros países. Nos hacen la ropa los chinos, los indios y los marroquís por jornales de miseria. lo que no se ve no existe.
        Y por otro lado pienso que tenemos lo que nos merecemos, la libertad es una criatura frágil, de paso corto y asustadiza, se nos puede morir de susto en cualquier momento.

        Un saludo

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      2. No, lo siento, no uso las redes sociales más que nada por vagancia. De hecho contesté aquí por casualidad ya que no suelo participar en discusiones más que nada por los subidones de adrenalina que uno se lleva a veces sin comerlo ni beberlo 🙂

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